Monster high: Monstruos de lo más normales - Lisi Harrison - Reseña

Este grupo, justamente llamados los RAD, están de regreso. Y es que en la primera parte fueron simpáticos hasta dejarnos con la duda. Y sí, ahora tampoco dejan de meterse en problemas. Bien, lo entiendo, son adolescentes, y tienen problemas de acuerdo con dicha etapa, si bien lo sé yo, pero vaya que lo llevan diferente.

Recordemos que los RAD son una comunidad de personas diferentes, nótese que los monstruos también son personas. Entonces, son, para no discriminar, personas un poco diferentes, pero persona al fin. Esta comunidad está conformada por Zombis, vampiros, hombres lobo, momias, tritones. Esta en especial, aunque las hay en todo el mundo, tiene como residencia el pueblo de Salem, bastante moderno, hay que decirlo.

Frankie Stein, la recién creada, y a quien su exceso de juventud le otorga demasiado ánimo y problemas, no sale de un problema para entrar a otro. El chico que le agrada, un normi que ama a los monstruos, se recupera después de la impresión que se llevó al arrancarle la cabeza a su cita del baile. Pero la odiosa Bekka, novia de dicho chico, y su amiga han prometido vengarse. Tienen material que muestra a uno de los chicos del grupo RAD mostrando su naturaleza.
Esto es un conflicto, porque, por un lado, los RAD quieren dejar de ser mirados como monstruos ante todo el mundo, dejar de ocultarse, de maquillarse o depilarse para llevar la vida entre normis. Quieren dejar de ser discriminados. Aunque yo habría creído que algo a lo que se le tiene miedo no puede discriminarse. Eso también, quieren que dejen de tenerles miedo.
En esta segunda parte de la serie se incluyen los pasos de Cleo de Nile, la hija del Egipto antiguo, cómo las cosas para ella, y para todos, forman un amasijo opresivo.
Me cuesta un poco hablar de esta historia, como siempre. Saben que a mí el tema ese de la popularidad me resulta terreno inexplorado, que nunca me he topado con él y hasta fantástico e imposible lo veo. Pero muchos lo usan como argumento de historias, este tipo de historias. Hay simpatía entre Melody, la normi, Frankie, la recién armada, y Cleo, la egipcia, pero de ahí a que entienda su forma de ser hay un gran camino.
El conflicto aquí es que siempre que las cosas parecen ir por buen camino, algo malo pasa y rompe el orden. ¿Cómo avanzar si todo corre con la misma suerte? Si no sabes en quién confiar y aquellos en los que has confiado tus secretos, a pesar de que intentan protegerlos, no lo consiguen.
Es verdad que la juventud, y toda esa energía, tornan las cosas llenas de emoción, para quien las vive, pero le quito el merito a Frankie y los demás, aunque esto los hace más reales para su edad, sobre querer cambiar algo de la noche a la mañana. Incluso si quieren comenzarlo, me resulta apresurada su forma de trabajar. Estos adolescentes monstruos no escribieron un amable comunicado de prensa a los normis, presentándose formalmente. No dijeron: Hola, somos los RAD, una única y amable comunidad de vampiros, hombres lobo, tritones, zombis, etc. que quiere ser tratada con normalidad.
Estos apresurados chicos llegan a un baile de disfraces con tema monstruoso, sin disfraz, porque no lo necesitan, y no les resulta muy bien. Tanto que provocan un toque queda, obligatorio según las autoridades de Salem, y enfurecen a un chica, de por sí loca, que es el rostro de la maldad.
Los RAD quieren salir, pero no por el gusto que originalmente todos creeríamos de los monstruos, no quieren provocar miedo, beber sangre, destrozar estómagos o morder cuellos, ellos quieren humanidad. Las cosas llevan tiempo, hay que entenderlo, y en este sentido muchísimo.
Me agradan, me resultan graciosos.

La frase:
Frankie se acercó al televisor. Sus amigas la siguieron.
-Brett, ¡No era yo! Era un monstruo. Una monstruo de verdad.
Él se echó a reír.
-¿Quién está más loco aquí?
-¡Era yo! -exclamó FrankiBilly, que irrumpió en la habitación vestido como la abuela Frankenstein el día de su boda.
La ciudad de Salem al completo ahogó un grito a la vez.

Primeras páginas

¡Hasta la próxima!