Las Tierras Oscuras han perdido a su Oscuro (oscurísimo) Señor, y de la forma menos esperada. Ha sido desterrado a la Tierra por su puro y blanco enemigo, Hasdruban el mago.
Sí, el protagonista de esta historia es el villano de su mundo, ese mundo de guerra y criaturas monstruosas, pero una vez acá, en nuestro mundo, no se puede decir lo mismo. Sobre todo porque ese increíble poder que poseía allá no funciona, ya no lo tiene. Ahora está condenado a un insignificante cuerpo humano. Un debilucho cuerpo humano, y ninguno de sus artilugios de oscurísima magia que se quedaron con él sirven tampoco.
Comenzar la historia como el mismísimo Dark Lord lo haría otorga el perfecto humor a los momentos. Comenzar desde el principio, ese primer momento en que abrió los ojos y escupió en nuestro mundo. Cómo todo le sorprende, desde los autos hasta las profesiones de la gente.
Dirk Lloyd, llamado así por un error de oído, es integrado a la sociedad en edad escolar, adolescente, tratado con terapias por sus desvaríos sobre hechizos de Obediencia Atroz y autoridad humanamente incorrecta, ¿pero qué esperaban de un desterrado señor oscuro que lo único que sabe hacer es implantar sufrimiento y gobernar lares con crueldad?
Aunque la actitud podría sonar despreciable, la historia de Dirk también habla de cómo era la vida común en las Tierras Oscuras. Bien dicen que para entender algo debe estar bien explicado. Pues aquí lo está, aunque en un principio sea un poco difícil acostumbrarse a todos esos términos, la verdad es que pasar junto a Dirk su ignorancia mundana es cosa de risa. Forma en la que también reaccionan los personajes siempre-humanos de la historia.
Su objetivo ahora es encontrar la forma de regresar a su mundo, a vivir como lo ha hecho durante siglos, milenios. Nadie cómo él podría soportar la vida humana, con sus cursilerías y debilidades extremas. Aunque en un mundo con tan pocos indicios de magia real las cosas pueden ponerse bastante difíciles.
Aunque la comedia de la historia no es exactamente directa, pues los chistes nos son voluntarios, se ve repuesta cuando se entiende el sentido en el que el protagonista se ve obligado a vivir. Punto bueno, porque el enorme cambio de vida es transmitido a la perfección.
A eso también agregarle que lo de “diario malvado de un autentico genio (yo)” pasa a ser mayormente inexacto. Los pequeños, pequeñísimos, fragmentos contados por el propio Dirk a penas aparecen, todo lo demás surge de una correcta tercera persona, el sin identidad Jamie Thomson.
Lo que encontramos en Dark Lord es una magnifica muestra de cómo decir las cosas. Cómo, al fin, transmitir exactamente la forma en que el personaje llega a sentirse.
¿Cómo un humano puede atreverse a leer esta grandeza de vivencias de un Señor Oscuro? Lleno de riesgos, pero también carcajadas.La completamente ficticia vida, con sentimientos enteramente humanos, de Dirk, estoy seguro dejaría de considerarse infantil sin los dibujos, aunque éstos otorguen gran parte de las risas obtenidas.Ya les digo: una fantástica aventura.Y con un final verdaderamente genial.
La frase:
-Era hermosa –dijo Dirk como en una ensoñación-. De piel pálida y pelo oscuro, los ojos negros como la noche y, sin embargo, labios brillantes, como rubíes. Era anciana, muy anciana, aunque joven, muy joven. El caso es que era reina, tenía sangre real; es decir, su sangre original, claro está… porque mostraba cierta tendencia a… mmm… tomar prestada la sangre de los demás. La verdad es que lo hacía mucho, sí.
Dark lord: Días de escuela, Jamie Thomson. 290 p. Alfaguara, 2012
¡Hasta la próxima!
1 comentario:
Me llama mucho la atención. Veré si lo consigo.
Saludos!
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