La historia detrás de Abraham Lincoln en esta versión se adentra en temas vampíricos. Pero, luego de internarse, uno se da cuenta que se trata de algo más.
En esta historia Abraham (Abe) comenzó a matar vampiros por venganza, alimentado por historias grabadas en los recuerdos y la imaginación pero que son reales para quien las cuenta.
Nos enteramos también, de forma verídica, de montones de datos ocurridos durante la vida del hombre mejor recordado como presidente.
Si bien la historia nos presenta algo que muchos creerían ridículo -un ex presidente que caza vampiros durante la noche (o alguna vez los cazó en su vida)-, lo verdaderamente notable de la historia, y lo que la convierte en un libro digno de disfrutarse y sentirse, es la humanidad y sensación de conocimiento que el lector siente del protagonista.
El mismo Abe enamorado que sufrió tremendas desgracias y trabajó a montones en su faceta de ciudadano común, y ese que fue continuamente golpeado y odiado por los vampiros que cazaba.
En su formato biográfico, una mezcla de tercera y primera persona a constantes cambios de párrafo, pues incluye el texto del supuesto diario secreto en el que su vida tiene conocimiento de vampiros.
Una de esas lecturas que se comienzan con dudas y se terminan con ganas de más. La sorpresa de quien no esperaba nada.
Aprecio también los maravillosos cameos del propio autor en la historia, aunque en un punto aparte. Su narración nos mantiene más que pendientes desde las primeras páginas y no se tienta el corazón para contar cosas crueles o muy cursis.
Los momentos cuentan con acción, sangre (ajena y propia), pobreza y muchas decisiones difíciles que tienen desagradables consecuencias.
Los vampiros tocados en esta historia tienen semejanza con los clásicos (excepto por las gafas de sol). Un interesante fundamento, incluso ilustrado, de misteriosas presencias y poderes que desean cambiar el rumbo de lo conocido muy a su manera. Tengo que comentar también que cuenta con un elemento que por alguna razón aprecio mucho. Un flashback. Y ya de postre unos personajes con inteligencia -en lo posible- y que la utilizan cada vez que es necesario.
Para nada comparable a su versión cinematográfica (que aunque no es mala -a penas-, de verdad, tocó una pizca de cosas de lo contado en el libro y las cambió casi por completo), superando todo pronóstico de quien se sienta con “seriedad”.Aquél que se interese por esta historia debe estar libre de prejuicios de moda y burlas y entender que se enfrenta a una buena narración que consigue hacernos apreciarla, y por lo tanto sorprende. Que le va a gustar si es de aquellos que les importa que los libros le gusten (encanten) si se lo merecen y sin importar de qué traten.
La frase:
Le corté la cabeza y me fui.
Cuando su cabeza cayó al suelo, sus ojos eran negros como los zapatos que lustraba. No tengo la menor idea de qué crímenes había cometido, ni me importa. Sólo me importa que hoy hay un vampiro menos que ayer. Reconozco que no deja de ser curioso que esto se lo deba a un vampiro. No obstante, hay un viejo refrán que dice «el enemigo de mi enemigo es mi amigo».
Abraham Lincoln: cazador de vampiros, Seth Grahame-Smith.
375 p. Umbriel, 2012
¡Hasta la próxima!
2 comentarios:
Tengo unas ganas locas de hincarle el diente y ver también la película.
Me llama basatnte ;)
Gracias por la reseña ^^
besitos<3
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