El destino de las quimeras parecía definitivo antes de que ella apareciera, antes de que recordara su pasado. Ahora Karou no solo se enfrenta a su propio destino ni el de su raza, sino a algo mucho más grande. Algo enorme.
Después de sus pérdidas y las sacrificadas decisiones que tomó para volver a su realidad, las cosas están aún más agitadas que antes. Las quimeras necesitan su ayuda, que utilice el conocimiento que previamente le fue legado por Brimstone para comenzar la mayor batalla entre ángeles y quimeras que el mundo haya visto. Para defender su condición, su vida como la conocían antes de ser masivamente atacados por despiadados alados asesinos. Para ayudar a los suyos a surgir de las cenizas y volar muy alto.
Laini Taylor nos permite volver a su ficción, a los mundos y sucesos alrededor de una historia de odio y preponderancia. Ahora nos encontramos con una Karou que si antes pensaba que sufría, ahora ya no tiene fuerzas para quejarse, pero tampoco para rendirse. Una a momentos estancada en su alrededor protagonista que nos muestra su mente tanto como puede sin caer en el insoportable y prohibido, por ella misma, pensamiento de su amor. Una historia con historia, demasiada para conocerla toda pero con la extraña certeza de que existe sin que podamos leerla. Una historia de amor.
Calificaría a esta segunda parte como “el momento de los dolidos” pero como también leí el final, no hay manera de decidir si es un buen momento para utilizar ese título. (Así de impresionante).
Akiva también ha decidido hacer su parte, como elemento de aquel sueño que en el pasado tuvieron juntos, donde las cosas podrían dejar de ser lo que eran y también se preparaban para vivir. Akiva es, junto con sus hermanos, parte decisiva de lo que está por suceder. Y es curioso cómo a pesar de ser bandos enemigos, los ángeles y las quimeras aún tienen mucho que aprender sobre la realidad, una vez sobrepasadas o comprendidas las verdades de la maldad y lo correcto.
Pero esta secuela en especial no se trata solo de dos seres, y eso es lo que posiblemente la hace tan buena como es. Se trata de compañeros, ocultos en un lugar desconocido; de enemigos del pasado a los que se Karou se ve obligada a apoyar. Hay también amigos. Cómo olvidarnos de Zuzana, que con su humor es capaz de cambiar por completo el significado de un momento. O algunas personas con conciencia. Cómo no encontrarse con aliados del pasado que poseen valores esenciales como la lealtad.
Hay un bando bueno y uno malo, si es que todavía puede otorgarse una calificación tan común a lo que aquí nos encontramos. Porque -muchos me comprenderán- una vez adentrados en estas páginas todo en nuestra mente puede cambiar. Hay bandos, así lo dejo yo.
Los planes se hacen sin que nosotros mismos los sepamos, la sangre se derrama, rodeada de luz o de sombras.
Como historia, es tremendamente original y crea sus propios límites, aunque también los destruye. Nos mantiene enganchados a una lectura que no decepciona ni un momento ni se anda por las ramas. Yo mismo lo sentí pero no quería terminar enseguida por miedo a que sucediera algo peor cada vez (y lo hacía). No quería llegar al final. Las emociones no paran, y con ellas las sorpresas. Llena de esos instantes en los que te cubres los ojos para no ver lo que sucede pero consigues dar un vistazo por el espacio entre los dedos.
Aunque debo aceptar que a veces la crueldad era mucha, y Karou no aprovechaba lo que podía, pero también creo que la comprendo.
Cualquier lector se sentiría confundido por los cambios de escenario o tiempo a cualquier oportunidad, pero Taylor nos tiene acostumbrados a eso y más.
Considerada una novela muy adictiva para cualquier apasionado lector. Así que yo doy la advertencia: leerlo de una sentada no es la mejor idea. ¿Por qué? Porque no se disfruta igual y les aseguro que terminarían con la sensación de haber visto una enorme ruleta girar sin detenerse por mucho tiempo, tanto que terminarán increíblemente mareados.
Y si quieren disfrutarla de verdad, hay que detenerse a reflexionar de vez en cuando.
Me gustó completo, y no se perdió o decayó en ninguna parte, como me sucedió con el primero. Las quimeras me siguen encantado de muchas formas, pues a pesar de estar un tanto más acostumbrado a la idea, me sigue costando mucho trabajo imaginarlas en su totalidad (y tampoco creo que sea el objetivo).
Días de sangre y resplandor es una magnífica continuación para la historia de Akiva y Karou, el ángel y la quimera, con su difícil existencia. Atrapados en una lucha que los devora.Con más plan y costumbre que el anterior, una experiencia reveladora. Nos da guerra, dolor y sacrificios. Nos remonta al pasado, pero la traición continúa. No me imagino -ni me lo puedo permitir- cómo es lo que viene. Ni por qué, ni hasta cuándo.Pero que comience por mirar al cielo.
La frase:
"Soñamos juntos un mundo distinto, pesaba sin parar. Había sido un sueño hermoso, que solo pudo haber surgido como lo hizo: nacido de la clemencia y alimentado con el amor. Y Karou no podía pensar en el futuro, y en la paz, sin recordar la mano de Akiva sobre su pecho y la de ella sobre la de él."
Días de sangre y resplandor, Laini Taylor. 514 p. Alfaguara, 2013
¡Hasta la próxima!
5 comentarios:
Adoré este libro, sin duda me ha gustado mucho más que el anterior, pasan tantas cosas...
Sin duda, a mi parecer, Laini Taylor se superó con esta segunda parte, ahora a esperar por el último.
Saludos ^^)
Sí, creo que a mi también me gustó más que el anterior, aunque no es tanta la diferencia pues del primero solo una cosa no me gustó. Igual disfruté mucho y muero de ansias por leer la tercer parte, lo bueno que ya el año que entra lo tendremos en los primeros meses o por lo menos el primer semestre del año.
¡Saludos! Bien merecido ese 5.
EsperoCon ansias la tercera parte ����⭐
lo estoy esperando espero llegue pronto a mi casilla.
Lo tengo en mi mesa esperando *-* Vaya ganas que le tengo >.<
Gracias por la reseña!
besitos<3
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