Hablar del destino es meterse en terreno peligroso, solo comparable a hablar de la realidad pura a nuestro alrededor. Y este libro lo hace, pero no realmente. Nos sumerge en su propia realidad ficticia creada para la causa, en la manipulación del destino como centro de su historia. Como harían las Moiras en la mitología griega.
Aquí algunas chicas se convierten en Tejedoras. Mujeres que controlan la existencia del mundo, la vida y la muerte, la comida y los lugares, que pretenden el futuro. Y la verdad es que suena muy interesante. Quizá su único y más grande y constante defecto sea la falta de precisión al contar una historia que tiene el suficiente jugo para sorprender en más momentos de los que lo hace.
Adelice es una chica que fue entrenada para fallar y no llegar a convertirse en una Tejedora. Ella misma creía que eso podía ser posible, porque no notaba talento en sí misma, no se creía capaz de manipular e incluirse en la total tarea de una tejedora, pues es una ocupación de lo más delicada para el mundo en el que vive. Cualquier fallo puede significar un dolor enorme, la perdida y hasta el odio. Así que cuando falla su propósito, el propósito de quienes sabían qué era lo mejor, su vida pasa drásticamente de la tranquilidad al caos.
Resulta que sí, es más importante de lo que pensaba; y que sí, está destinada a cambiar las cosas más allá de lo que ella misma creía posible.
Adelice se ve rodeada de una nueva vida que le asegura un futuro cómodo, aunque bastante sedentario. En su interior el talento se almacena en cantidades enormes, aunque eso también le traerá muchos problemas. De hecho, le traerá todos los problemas que enfrenta en esta primera parte. Ella es única entre las tejedoras, la que sin quererlo ni entenderlo tiene el mayor destino de todas.
El interior de la sociedad en la que vive es más mecánico e infeliz de lo que todo el mundo afuera piensa. En el interior son capaces de manipular la vida, que en su concepto básico parece el más delicado de los utensilios. Sin embargo, la forma en que esa delicadeza se respeta a veces sí y a veces no, demuestra la gran mentira tras los muros de una sociedad que parecía tan organizada. Una donde las personas que no se adentran en el interior de la corporación que controla el mundo, son colocadas en ocupaciones programadas, siguiendo un estilo de vida sin más ni menos, controlado por las tejedoras. Aunque lo cierto es que hay todavía más fondo que ese.
Detrás de esta historia se esconde la crueldad y el descuido. Aquellos superiores pueden hacer lo que quieran con su mundo, y la protagonista queda inmediatamente descompensada con la vida. Primero por la ingenuidad total y enseguida por conocer más de lo que se le permite. Los secretos son poder. Ella está a punto de intentar explorar ese detalle.
No es fácil ser una tejedora, no es fácil aceptar la idea de ser responsable de las vidas de otros mientras se dedica la vida misma a ello. En esta sociedad lo das todo, pero si te equivocas también te lo quitan todo.
La novela se da tiempo para llenarse de los elementos básicos. Tiene tiempos medidos para el amor, aunque en su contexto no esté permitido. Basa algunas acciones en la venganza, pone muchísimo en contra del personaje principal, que por una consideración ya común es muy joven, pero piensa con claridad. Le da pocos aliados y muchos enemigos, acarrea la desconfianza hasta puntos desesperantes. Está el misterio, la aprehensión, la valentía interna y también una porción de mala suerte, de mal destino. Adelice es la clara prueba de un destino inevitable, incorregible.
Es verdad que constantemente no reacciona como se espera, y me dejó un tanto extrañado, pero continuamente resulta buena para la improvisación, de igual forma que soporta lo necesario para conocer mejor sus posibilidades.
Luego de un rato leyendo, de esperar ya mucho porque algo al fin se dijera como debe ser y no solo dejarme conocerlo por mero impulso al uso de la imaginación, dio su mayor sorpresa. Explicó algo que completa la idea de las tejedoras, su sociedad y el porqué de sus acciones, tan inesperado e interesante que me deja completamente curioso sobre lo mucho más que se puede sacar de esta historia.
Las tejedoras de destinos cuenta con una interesante idea sobre la verdad y la mentira. Plantea las posibilidades humanas en el control de la vida en el único contexto posible; el de una historia.Con una protagonista engañosa pero llena de habilidades. Crea un patrón que se destruye constantemente. Introduce en la mente del lector algo que nutre la mejor curiosidad de muchos rincones. Sospecha, planea, sorprende y promete más.La explicación más abierta que haya recibido.
La frase:
“-¿Lo sientes? –pregunta Loricel.
-Late. Tiene fuerza –respondo en voz baja.
-Porque está lleno de vida –dice ella-. Sé que resulta difícil de aceptar.
-¿Cómo cierras los ojos una vez que los has abierto? –le pregunto, ansiosa por descubrir cómo se ha contenido a lo largo de los años.
-Igual que haces por la noche –me explica.”
Las tejedoras de destinos, Gennifer Albin. 428 p. Algafuara, 2013
¡Hasta la próxima!
2 comentarios:
La trama parece interesante, pero de momento no creo que lo lea.
Un beso.
Me llama mucho :) Mil gracias por la reseña!
besitos<3
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