En la búsqueda de los detalles del futuro –un futuro no especificado- muchos piensan en la guerra. Y en esta historia corren los tiempos de la tercera guerra mundial, pero no es como muchos esperaban. Esta guerra se pelea en el espacio, por máquinas. Las máquinas son controladas por personas desde la Tierra, las personas que las controlan pertenecen a dos bandos. La alianza indoamericana y la ruso-china.
Es un tiempo diferente, en el que nuestro mundo está envuelto por los ideales más variados. Vidas comunes con poca emoción y entretenimiento basado en la propia guerra. La gente considera a los combatientes como celebridades a las que admirar públicamente (al menos a los conocidos). Pero tampoco son combatientes normales. Son adolescentes. Por razones específicas y de mucha importancia para la forma en que se controlan las cosas.
Tom es un chico bastante ocioso al principio. Solo le gusta jugar videojuegos, tiene una vida bastante nómada, su padre es irresponsable y está metido en apuestas y juegos. No le gusta mucho hablar de su vida, pero tampoco lo puede evitar. En realidad no tiene más que hacer que esas dos cosas. Jugar y sufrir sus consecuencias. Que no parece que vayan a cambiar nunca.
Hasta que un día lo encuentran. Lo observan hacer sus cosas y le ofrecen una oportunidad que jamás creyó que aparecería. Y si lo conocemos lo suficiente, la verdad es que no había muchos motivos para que eso sucediera, pero así fue. Tal vez la suerte, tal vez algo más.
Pero es así como termina en el programa militar más importante del mundo. Uno que le ofrece la mejor vida posible para su tiempo, porque puede llegar a permitirle hacer algo que le gustaría mucho: controlar una de esas naves que luchan en el espacio.
Y aunque esta parezca una historia cuyo tema central es el espionaje cibernético en tiempos de la tercera guerra mundial y en la que un solo chico puede ser la respuesta para ganarla, no es así.
Tenemos un protagonista al que nunca dejan de pasarle cosas que despiertan algunas emociones agudas del lector. Sin embargo, la historia no podría ser lo que llega a ser sin considerar a todos esos demás personajes y momentos ajenos que le dan camino a los movimientos de Tom.
Él es joven, bastante joven, y la mayoría de las veces parece que es mayor. Por el tipo de decisiones que debe tomar junto con las consecuencias de ellas. Pero a veces sí demuestra su poca madurez, dándole poco a poco piscas de conformidad al desarrollo.
Encontrarse dentro del edificio donde comienza la nueva vida de Tom es descubrir imágenes vívidas. Pues todo parece cristal y metal, tecnología oculta en la sencillez de un lugar frío. Son las personas que están ahí las que crean la historia. El objetivo de cada adolescente que se encuentra ahí es aprender, tal como en una escuela de tiempo completo, todos los detalles necesarios para comprender y desarrollarse en el tema de las batallas espaciales. Esencialmente tienen algo que el resto de la humanidad no, así que son especiales. Sus capacidades son diferentes debido a eso y ver las cosas desde ese punto es de los detalles más interesantes del libro.
Toda la tecnología que los rodea, la forma en que conceptos como el internet y la realidad virtual se convirtieron en lo que son para ese momento. Herramientas de máxima importancia, pero también armas peligrosas.
Kincaid nos ofrece historia llena de detalles, respetando su género (ciencia ficción) pero también humanizándolo. Evidenciando la enorme relación que existe entre el mundo y las personas. Cómo uno no puede ser sin el otro.
Tom consigue amigos leales, fuera del aburrimiento, pues la característica especial que comparten lo hace casi imposible. Las páginas dan tiempo para conocer muchas cosas, desde la inocencia hasta la venganza. La guerra es un tema por demás secundario. Aunque aparentemente es el tema principal, y también es el objetivo de muchas cosas, no se siente como una historia de guerra. Se siente como la oportunidad de tener contacto con tecnología increíble que transforma desde la educación hasta todas las formas de entrenamiento.
Nos encontramos con referencias reales a la historia del mundo, que incluso hoy es historia, de una forma interesante. Nos lleva a ver el espacio, a ser las cosas mismas en escenarios que en circunstancias normales podrían resultas inquietantes.
Aun así, carga con una sospecha constante, dejando misterios dispersos por distintos puntos sobre el suficientemente desconocido fondo de todo.
Utiliza algunos detalles de historias juveniles que ya han sido utilizadas antes, pero tan bien adaptados que solamente se descubren cuando el libro está por terminar.
Con Insignia el lector se enfrenta a posibilidades que ponen en duda la realidad. Mezcla la vida con la tecnología transformando la normalidad de todo el mundo, advirtiendo sobre opciones del tiempo y considerando el interior de todas ellas: la mente. Pone la instrucción perfecta junto al talento necesario. Llevados al riesgo y la traición. No asegura nada, así que sucede mucho.
Para descubrir que las acciones enormes no se realizan en soledad. Que el mundo es grande para quien no lo conoce. Bastante sorpresivo, más emocionante.
La frase:
“Todo terminó. La criatura trastabilló; de la herida abierta en su pescuezo manaba sangre oscura. Cayó de rodillas e intentó levantarse, pero ahora otros lobos le mordían los tendones, los cuartos traseros y el abdomen blando y vulnerable. Tom lamió la sangre fresca en sus labios; en ese instante se sentía tan vivo y peligroso que no quería que la simulación terminara jamás.
Entonces oyó un rumor grave. El aire helado se cargó de peligro.”
Entonces oyó un rumor grave. El aire helado se cargó de peligro.”
Insignia, S.J. Kincaid. 439 p. V&R Editoras, 2013
¡Hasta la próxima!
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