El temor en las historias no es una casualidad. Las narraciones de terror se consideran una forma de transmitir ideas sobre el miedo al lector transmitiendo ideas de miedo a los protagonistas. A veces es mala suerte, mal carácter o mal destino, pero siempre algo malo. Pero eso es lo que se necesita para contar una historia del género. Los lectores están advertidos y así lo prefieren.
Dan acaba de llegar a New Hampshire para un curso de verano especial al que asisten talentosos jóvenes con variados y diferentes intereses académicos. A él le gusta la historia y la psicología, aunque no sabe que sus momentos en dicho lugar van a correr por esos mismos temas.
Resulta que Brookline, la residencia para los estudiantes del curso, alguna vez fue un hospital psiquiátrico. De esos en los que se trataba a los pacientes con descargas eléctricas y lobotomías, por ejemplo. Con solo cruzar las puertas se puede sentir el doloroso y desesperanzador pasado del lugar. Dan tiene las mejores intenciones para su verano, él solo quiere aprender, hacer algún amigo y distraerse un poco. Pero digamos que su suerte no es muy buena y las casualidades suceden con enorme sospecha. Parlantes Nocturnos
En aquel lugar conoce a Abby, una muy simpática artista que lo trae por las nubes; y también a Jordan, un comunicativo chico matemático que siempre tiene una opinión para todo. Ambos son buenos chicos y al parecer también buenas amistades, así que consigue una meta de su lista. El curso de jóvenes sobresalientes le ofrece mucho aprendizaje, y así casi se acerca al éxito sobre los planes de su verano. Casi. Porque lo de distraerse no corre exactamente por los caminos que él esperaba. La distracción que allí consigue resulta un poco más… estresante.
Al poco tiempo descubre que existen rincones de la residencia que se conservan como en los tiempos del antiguo hospital, aunque abandonados desde entonces. El lugar esconde un secreto. Uno muy feo. Parlantes Nocturnos
Con un desarrollo complicado, este libro cuenta su historia de forma poco común. Carece de algunos detalles que se consideran parte normal de cualquier novela, lo indispensable para construir personajes: no tienen suficiente pasado.
En algún punto muchos podríamos pensar que la falta de pasado es necesaria para mantener el suspenso de todo, la gran duda sobre su relación con el presente. Sin embargo, creo que existen medidas para aceptar lo propicio y lo carente. Llegué a sentir que había momentos en los que no se quería contar prácticamente nada. Dan, principalmente, tiene un pasado tan poco mostrado que llega ser frustrante.
Es verdad que el desarrollo contribuye para que los lectores formemos teorías de sospecha sobre varios personajes y finales. Que es entretenido y fácil de leer, además de que su maravillosa edición llena de fotografías sobre los objetos, personas y lugares que acompañan es su punto más notorio.
Pero su problema fue la definición. Muchos detalles, todos variados y esparcidos a conveniencia, producen más preguntas que respuestas. Sus excusas son comprensibles solo hasta cierto punto, pues siendo lo que son termina dejando la sensación de una gran pausa. Además, sus diálogos son comunes y muchas veces dignos de adolescentes frívolos.
Cierto también que los sustos no se hacen esperar, las fotografías ayudan a construir un escenario cercano a la realidad e interpretar las pistas, pues no es solo un libro de terror sin mayor sentido, también incluye misterio; aunque no uno demasiado notable.
Debido a su contexto el ánimo de la locura y los desordenes mentales están implícitos entre líneas y en los comportamientos de los personajes. Dibujando y desdibujando así la línea entre el simple misterio y la posibilidad paranormal en el destino del protagonista. Créanme, a nadie le gustaría ser él. Un joven de apariencia curiosa que de repente comienza a experimentar hechos desagradables. Y es precisamente eso lo que lo lleva su frustración al siguiente nivel; muchos son hechos, no simples ideas. ¿Cómo evitar las pistas, la mente y el pasado? Parlantes Nocturnos
Dan y su comprensión sobre lo que sucede consigue sus momentos, aunque también pone en total evidencia visual su falta de cuidado. Como cuando en una película de terror le gritas al personaje que no haga algo porque seguramente no va a obtener buenos resultados.
La curiosidad del lector es lo que mantiene viva la lectura, porque el libro no es largo y tampoco se necesita demasiado para terminarlo. Su ritmo no es uniforme, pero en los momentos precisos consigue enganchar. No todas sus descripciones son suficientes, yo mismo todavía tengo la duda de cómo son realmente los personajes. Se dice lo general, no lo especifico; lo que hace especial algunos detalles. Porque a muchos nos gusta que no todo sea lo típico.
Sin duda es un buen primer vistazo a los escenarios del género, una iniciación con buen nivel para reconocer el terreno. Totalmente juvenil. Parlantes Nocturnos
Asylum narra el terror de un pasado basado en la locura. La identidad que trasciende el tiempo a través de los objetos y sus recuerdos.Su narración existe en lo relevante, nos hace girar y sospechar en las pistas que buscan respuestas. Como no confiar ni en uno mismo.Nadie debería pisar un lugar como ese, nadie debería quedarse y buscar en los cajones. El sufrimiento creó huellas, el tiempo todavía no las borra.
La frase:
“-¡Dan! ¿Hola? Dan, ¿estás bien? Me estás asustando, ¡despierta!
Chasquido, chasquido, chasquido.
Dan sentía frío en todo el cuerpo y de pronto se dio cuenta que estaba acostado en el suelo. El rostro de Abby se materializó por encima de él a medida que fue recuperando la vista. Por un momento se sintió aliviado, pero inmediatamente se avergonzó. ¿Qué pensaría si pudiera ver lo que había en su mente?”
Asylum, Madeleine Roux. 318 p. V&R Editoras, 2014
¡Hasta la próxima!
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