Observar los ejemplos de normalidad en el mundo es un evento curioso. Nadie sabe lo que es exactamente pero muchos, convencidos de que entran en el concepto, lo defienden como pueden.
Barnaby Brocket fue diferente desde el primer momento. Su insistencia por negarse a obedecer la ley de la gravedad lo lleva a afrontar una vida en la que todos voltean a mirarlo cuando lo ven flotando sin poder controlarse. Sus padres, orgullosos de su enorme nivel de normalidad, reciben un duro golpe cuando él nace y desde entonces no pueden quitarse la incomodidad ni un momento. Preocupados por el qué dirán, hacen todo lo posible por ocultarlo y hacer que el niño desista de su "necedad" por ser como es.
Sí, esta es una historia con un gran fondo de metáfora. La vida de Barnaby, tan regular como podría ser para él mismo, se ve alterada (todavía más, si así lo consideran) por una decisión desesperada.
Aún cuando su vida hasta entonces y su interesante capacidad para flotar lo llevan a vivir algunas aventuras, ninguna se compara con las que comienzan desde aquel momento desafortunado. Nuestro protagonista comienza una maravillosa serie de entrañables experiencias (aunque no todas parezcan buenas en algún momento). Cada una de ellas lo lleva a conocer a personas que, en cierta similitud con su vida, lo enseñan a reflexionar sobre el valor de la personalidad. Paso a paso construyen las interrogantes correctas en una mente a la que siempre se le pidió algo que para mucho podría parecer muy sencillo: normalidad.
El increíble caso de Barnaby Brocket presenta verdadera idea de la vida en su protagonista. Demuestra, una vez más, que la normalidad es solo una idea, como tantas otras, de cosas que parecían ciertas pero no lo eran.
Con un maravilloso estilo que recuerda indudablemente a Dahl, Boyne nos cuenta una historia sobre las decisiones, las personas y los momentos de la vida. Que si se viven con la verdad, pueden convertirse en las mejores experiencias de la vida.
Hay momentos en los que solo hay que seguir el curso del viento.
Barnaby Brocket fue diferente desde el primer momento. Su insistencia por negarse a obedecer la ley de la gravedad lo lleva a afrontar una vida en la que todos voltean a mirarlo cuando lo ven flotando sin poder controlarse. Sus padres, orgullosos de su enorme nivel de normalidad, reciben un duro golpe cuando él nace y desde entonces no pueden quitarse la incomodidad ni un momento. Preocupados por el qué dirán, hacen todo lo posible por ocultarlo y hacer que el niño desista de su "necedad" por ser como es.
Sí, esta es una historia con un gran fondo de metáfora. La vida de Barnaby, tan regular como podría ser para él mismo, se ve alterada (todavía más, si así lo consideran) por una decisión desesperada.
Aún cuando su vida hasta entonces y su interesante capacidad para flotar lo llevan a vivir algunas aventuras, ninguna se compara con las que comienzan desde aquel momento desafortunado. Nuestro protagonista comienza una maravillosa serie de entrañables experiencias (aunque no todas parezcan buenas en algún momento). Cada una de ellas lo lleva a conocer a personas que, en cierta similitud con su vida, lo enseñan a reflexionar sobre el valor de la personalidad. Paso a paso construyen las interrogantes correctas en una mente a la que siempre se le pidió algo que para mucho podría parecer muy sencillo: normalidad.
El increíble caso de Barnaby Brocket presenta verdadera idea de la vida en su protagonista. Demuestra, una vez más, que la normalidad es solo una idea, como tantas otras, de cosas que parecían ciertas pero no lo eran.
Con un maravilloso estilo que recuerda indudablemente a Dahl, Boyne nos cuenta una historia sobre las decisiones, las personas y los momentos de la vida. Que si se viven con la verdad, pueden convertirse en las mejores experiencias de la vida.
Hay momentos en los que solo hay que seguir el curso del viento.
La frase:
“Bueno, es igual. Lo que importa es que, solo porque tu versión de lo que es normal no coincida con la versión de otra persona, no significa que te pase algo malo.”
El increíble caso de Barnaby Brocket, John Boyne. 256 p. Nube de tinta, 2012
¡Hasta la próxima!
1 comentario:
Tiene muy buena pinta, y que el estilo se parezca al de Dahl aún me agrada más ^^
Además la frase que has cogido me ENCANTA! Muchas gracias por tu reseña!!!
besitos<3
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