Pocas veces en la vida suceden cosas tan importantes como cuando somos conscientes de lo que somos, y muchas veces ese momento nos lleva a parecer “diferentes” a los demás. Blog Lectores Nocturnos
Riley es un personaje adolescente que pasa por el momento decisivo de su vida. Sabe lo que siente, pero el contexto a su alrededor le hace muy difícil contarlo al mundo. Tener un padre congresista en plena estrategia y asistir a una escuela que, como cualquier otra, parece no aceptar quien realmente es llena de numerosas dudas sus decisiones.
Es así como su terapeuta le recomienda escribir un blog en línea que, sin esperarlo ni quererlo, llamará la atención de aquellos que como Riley saben que no por sentir diferente a los demás son menos humanos.
Conocer la vida y la mente de Riley, que se considera de Género fluido, es una experiencia narrativa interesante que por evitar un simple detalle de la escritura tradicional nos ofrece un libro novedoso.
La vida de Riley está conformada de los mismos elementos que muchas otras historias: tiene una familia, va a la escuela y sabe lo que es la amistad. Pero también descubre lo que es tener enemigos; sujetos que, como en cada ocasión, buscan detalles que considerar debilidades.
Pero, ¿qué significa ser de género fluido? Al despertar por las mañanas, hay días en los que Riley se siente más femenina, más masculino o neutral.
A través de los días que encierra esta novela, Riley aprende y descubre la realidad no solo sobre lo bueno o malo en el mundo, sino en su propia persona. Cómo cuando nos sentimos casi victimizados es difícil avanzar en el camino y, sobre todo, transmitir y defender nuestra verdad. Blog Lectores Nocturnos
Otorgo gran logro a esta historia, pues consigue enseñar conceptos englobados en LGBTQIA de forma más profunda al agregar más personajes con diferentes identidades, explicando cada una a través de lo real: una vida.
Sin embargo, es curioso cómo la principal intención del libro es compartir un mensaje de inclusión, dejando la construcción de los personajes y detalles secundarios de lado. Seguramente era esa la intención, pero es necesario decir que una historia necesita de sus personajes secundarios para comprender su participación en los sucesos. Al ver desde los ojos de Riley es necesario comentar que el único personaje desarrollado en segundo plano es Bec, y solo por sus sentimientos hacia ella; incluso cuando esta no es principalmente una historia de amor romántico.
Comprendo que Riley tiene un mensaje muy importante que transmitir, y lo consigue maravillosamente, pero su actitud adolescente nos impide conocer muchos detalles sobre su contexto además de su identidad y los sentimientos en consecuencia. En ocasiones la narración se concentra tanto en transmitir la frustración del personaje que es necesario cerrar el libro un momento y reflexionar sobre eso mismo, o incluso en algo distinto. Instantes en los cuales un par de detalles que la novela intenta acarrear para el final pueden resultar predecibles.
Los momentos surgidos de la voz del personaje principal para quienes leen su blog son de lo mejor del libro, con todo y su música de compañía. Su sincera y medida voz de opinión y consejo dejan ver cómo las palabras tienen el poder para demostrar lo que somos e incluso cambiarnos, para elevarnos y para hacernos daño.
Es así como Jeff Garvin nos ofrece una historia llena de una anhelada realidad propia y la felicidad consecuente.
Qué nos hace humanos es una historia sobre la más esencial identidad: la humana.
Nos repite que las grandes victorias no se consiguen sin haber luchado lo suficiente, sin haber sufrido y superado lo necesario.
Porque la libertad y la felicidad sí están conectadas en el camino. Una vez que encuentras una, la otra es inevitable.
El final de la búsqueda es el futuro, y todos tenemos derecho al nuestro.
La frase:
“La identidad de género no es externa. No está dictada por la anatomía. Es interna. Es algo que se siente, no algo que se vea, y puede resultar mucho más complicada que ser hombre o mujer. Algunas personas, como yo, nos deslizamos continuamente entre los dos. Otras, como he aprendido gracias a mi obsesión patológica por leer blogs, sienten que no pertenecen a ningún género, o a uno tercero que no tiene nombre.
No te culpo por tratar de clasificarme. Es un instinto humano.”
Qué nos hace humanos, Jeff Garvin. 404 p. VRYA, 2016
¡Hasta la próxima!
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